sábado, mayo 09, 2009

DUELO EN FUCSIA






Sonó el teléfono. Tras escuchar la voz quebrada que me hablaba corrió por mi ser un escalofrio intenso; se habia ido en un suspiro quedando como aquella hermosa pieza de Miguel Angel, entre los brazos de una dama. Dije No, como si con aquella afirmación monosilaba pudiera cambiar algo, que no podía. Aguante, esperé a que otros que me acompañaban salieran y solté en un abrazo el llanto que tenia al borde mi recien roto corazón.



"Vi que te ibas y al mismo tiempo no lo vi" repetia en el silencio de mi ser con enojo por haberlo dejado. "por que no me quedé, por que tú, por que él, por que yo, por que nosotros"... tantos planteamientos que hace la razón tratando de darle respuesta a cosas que no entiende la emosión, mientras buscaba en el armario alguna cosa para cubrirme y salir. Y ahi estaba el hermoso saco fucsia que tanto le gustaba, sonrei, lo tomé y con él entre mis brazos unos jeans, botas y playera sali a tomar el primer vuelo que pudiera yo encontrar.



En el vuelo, por más control que le intenté poner a mi dolor este se desbordaba con innumerables gotas de agua que no paraban de correr, pero siempre hay un angel que nos toca, y me regaló un texto con el mensaje que necesitaba y me calmó; hay alguien que nos acompaña cuando le necesitamos, alimenta nuestro cuerpo y a través de su serenidad nos regala confianza y ahi me estaba esperando al llegar. Hay alguien que llora más que nosotros para que seamos fuertes cuando lo necesitamos y ese alguien lloro. Hay quienes no pueden esta cerca, sin embargo estan desde sus lugares enviando toda su energía y amor y se recibe. Hay quienes estan ahi compartiendo los mismos sentimintos y también entendiendo con alegria esta transformación. Y cuando el que se va tiene algo que decir encuentra otro angel para decirlo y lo dice a través de otra voz pero con palabra que nadie más podria decir y apareciendo si, en el aroma intenso de las flores.



Y trascurren los días, las semanas, los meses, los años y se pasa de la incredulidad, al desencanto, al enojo, al autoperdón, a la aceptación y el que de vez en cuando sigue surgiendo es el llanto, por la nostalgia de no verle y no gozar hoy de sus encantos.



Un manto rosa cubre de esperanza mi ser por tu partida, así como me abrazó aquel día mi bello saco, por que Tú estas ahi en su color intenso, en el de tus amadas bugambilias, en la forja de los cuadros de la casa, en el vestido y los zapatos que hoy calzo. Por que mi duelo en fuscia esta lleno de alegria, por que te ame y te amo, y eres aún hoy luz en mis días.